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martes, 15 de noviembre de 2011

Una mañana en el arroyo Conchitas




Ayer teníamos que ir a un lugar, pero como fuimos y estaba cerrado, papi nos dijo si queríamos ir a dar un paseo. Y nosotros siempre queremos pasear, así que nos fuimos…

Más o menos cerca de casa1, paramos en un lugar que hay un pozo gigante, que se puede bajar, que papi dijo que se llama tosquera…2


Papi dice que está bueno que están limpiando el lugar y que ahora está lindo, porque antes dice que era todo un basural.3


Ahí bajamos, y estuvimos paseando, y mirando… cortamos flores, porque las flores que crecen solas, en los pastos y los yuyos, son siempre súper lindas…


También encontramos un montón de huesos de animales, y jugamos a que éramos exploradores…



Ese lugar está muy cerca de un museo4 que fuimos una vez, y que les contamos. Era la casa de un escritor que le gustaban muchos los pájaros y los árboles, y que escribió muchísimos libros sobre las cosas que veía y hacía cuando era pequeño como nosotros…

Nosotros no escribimos libros, pero tenemos un blog donde contamos las cosas que hacemos… Ese hombre, cuando era pequeño, no podía tener un blog, porque dice papi que en esa época no se habían inventado ni las computadoras, ni nada… ¡Qué raro!5


Cerca del museo están haciendo una casa con troncos. Nosotros le sacamos una foto porque papi siempre dice que le re-encantan las casas hechas de madera…Y también quitamos una foto de una campana que hay en la puerta de esa casa, que es como el timbre que se usa en el campo…


Y después, nos fuimos a ver un arroyo, en el que pasaron muchísimas cosas hace mucho tiempo. Papi dice que es un arroyo requete-importante…6

Para nosotros estaba re bueno, y nos encanta jugar y explorar en lugares así…



Había unos niños que se estaban bañando, aunque un cartel decía que no se podía bañar…7


Los nenes eran re buenos, y nos re-saludaban, porque la gente en el campo es así, muy buena, y siempre saludan a todos, aunque no los conozcan…



1-El arroyo pasa por detrás del que fuera el rancho natal del escritor y naturalista Guillermo Enrique Hudson. Está a mitad de camino entre el centro de Florencio Varela y el paraje Ingeniero Allan/La Carolina. Tomando como referencia la Ruta Nacional 2, levemente al norte de la Rotonda de Alpargatas.

Se accede por la avenida Hudson, tanto desde el centro de Florencio Varela, como desde Ingeniero Allan. Y pasan por el lugar dos servicios de transporte: la Línea 324, ramal 2, y la empresa Treinta de Agosto (Línea 500), ramal 5.

El lugar está a sólo quince minutos del centro de Florencio Varela, en auto, y no más de treinta minutos en transporte público.

2-La tosquera es conocida popularmente como “tosquera de Amondarain”, probablemente en referencia al propietario de los terrenos en el momento en que se puso en marcha el socavón. Es una de las más antiguas que existen en Florencio Varela, pero a diferencia de las restantes, y de otras del conurbano, su explotación no excedió los límites de la racionabilidad, y no perforó las napas subterráneas, razón por la que tiene fondo seco.

El lugar es referencia para excursiones de bicicleteada, y para muestras artísticas organizadas por el Parque Ecológico y Museo Guillermo Enrique Hudson.

3-Hay un plan de limpieza que lleva adelante el gobierno de la provincia de Buenos Aires. En este caso, no sólo está indicado en los carteles, sino que se traduce en un hecho concreto.

4- El Parque Ecológico y Museo Guillermo Enrique Hudson, creado en el predio de la estancia Los Veinte y Cinco Ombúes, donde nació y vivió parte de su infancia Guillermo Enrique Hudson (William Henry Hudson), escritor y naturalista argentino del siglo XIX, que emigró a Inglaterra, donde publicó una extensa bibliografía sobre la pampa que había conocido, los árboles, los animales de la zona, y las costumbres de los gauchos, con los que compartió travesías. Muy especialmente se dedicó a escribir sobre las aves.

5-Hudson nació en 1841, en lo que entonces era el partido de Quilmes (Florencio Varela se creó en 1891), y murió en Londres en 1922.

6-Se trata del arroyo Conchitas. Su importancia en la historia se remonta, al menos desde que existe documentación, a la refundación de Buenos Aires en 1580.

Su desembocadura fue puerto de contrabando en tiempos coloniales, fue límite para las incursiones de malos llegados desde el sur en el siglo XVIII, por allí pasaron los ingleses durante la segunda invasión a Buenos Aires en 1807, según lo testimonia el propio Hudson en “El Ombú”, y las tropas inglesas en sus partes militares. La propia familia Hudson adquirió esas tierra a Tristán Nuño Valdéz, cuñado a su vez del hacendado Juan Manuel de Rosas. Y esas son apenas algunas de las miles de referencias que el curso de agua encierra.

7-Un cartel prohíbe bañarse debido a la profundidad de las aguas. Estudios señalan que, de hecho, por sus dimensiones, el arroyo Conchitas estuvo a punto de ser un río pequeño, situación que no alcanzó en el curso del desarrollo de la orografía e hidrografía pampeana, por al presencia del río Salado, a relativa corta distancia.

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